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26 May 2006

Camaradas del Comité Central de la UJCE: así no se hacen las cosas

Reproducimos íntegro el último comunicado del Secretario General de las Juventudes Comunistas ante la situación de Izquierda Unida. Pero antes de leerlo, unos comentarios: evidentemente, un comunicado como este supone que ya existe un enfrentamiento directo entre las diferentes cúpulas que conviven en IU, y los pingües réditos que se podrían obtener de la entrada de cargos de IU en puestos ministeriales hay quien pretende quedárselos para ellos solitos y marginando a una parte de esa cúpula que traicionó su glorioso pasado por las migajas que provenían del Estado burgués. Es curioso que el Secretario General de la UJCE se posicione ahora contra un aparato que en su momento apoyó, y que ahora renace con motivo de una curiosa "movilización electoral". Camaradas, si realmente vinculamos nuestra existencia(la del PCE y de la UJCE) a la necesidad de tener cargos públicos, subvenciones y demás parafernalia proviniente del jugoso maná de los Presupuestos Generales del Estado, evidentemente tendremos que retirarnos la definición de comunista. Incorporémonos pues, al Estado burgués que en su día quisimos destruir... Pero no, los comunistas de base entendemos que solo desde la independencia de clase y desde el claro objetivo de la lucha por el socialismo podremos realizar la causa de los trabajadores, y no una extraña amalgama de alternativismo que no viene a hacer otra cosa que encauzar nuestro trabajo a los fines de la burguesía y el Estado. Aquí lo tenemos, para su deleite:

Una propuesta unitaria para relanzar Izquierda Unida.



El gobierno en su ecuador.



El gobierno del PSOE ha atravesado el ecuador de la legislatura consagrando su política de alianzas con CiU y PNV.



Estas alianzas facilitan la estabilidad (y estabilización) institucional que necesita el PSOE para completar la legislatura con tranquilidad. Los nacionalistas han demostrado ser, una vez más, mejores partidos bisagra que cualquier otro.






El apoyo de CiU y PNV al gobierno del PSOE, en un contexto de reformas de los estatutos de autonomía y de posterior reforma constitucional, centra el debate político en la confrontación PSOE-PP, reforzando la alternancia entre dos formas de gestionar y aplicar políticas neoliberales en nuestro país.



Nuestra posición no se define por oponernos a políticas concretas de carácter neoliberal, sino por nuestra voluntad de construir la alternativa frente al neoliberalismo como modelo. Modelo que el PSOE acepta de principio, pese a que trate de limar, sin demasiado éxito, sus elementos más agresivos a base de talante y pomposas declaraciones. Hablamos del PSOE que apoyó el Tratado Constitucional Europeo, al que IU se opuso; el mismo PSOE que aprobó la LOE, que IU rechazó pese a lo que irresponsablemente votara el grupo parlamentario; que envió más tropas a Afganistán, en una ocupación a la que también se opuso IU; que aprueba una Reforma Laboral que sigue en la línea de la precariedad; o cuyo gobierno golpea, detiene y encierra a quienes luchan por la Tercera República.



Nuestras diferencias con el PSOE no son de matiz, de ritmos o de intensidad. Son diferencias de fondo, de proyecto, de modelo. Diferencias estratégicas que hacen que los acuerdos que se puedan establecer entre IU y PSOE se tengan que hacer sin claudicar de la posición propia, sino en el sentido de reforzarla en todo lo que sea posible. Cuando un proyecto político autónomo llega a un acuerdo con otra fuerza política, lo hace entendiendo que sirve a sus objetivos y a su reforzamiento. Es la diferencia que hay entre un acuerdo y una entrega. La pregunta es: ¿contribuyen los actuales acuerdos con el PSOE a reforzar nuestras posiciones, nuestro perfil, o por el contrario difuminan nuestra posición, la reducen a lo anecdótico?



Sin embargo, para IU, el problema de fondo dista de ser las relaciones con el PSOE. ¿Es la relación con el PSOE lo que determina el desarrollo de nuestro proyecto? No. No se pueden reducir los actuales problemas de IU a la relación que se tenga con el PSOE. Izquierda Unida no necesita sólo un cambio táctico en su relación con el PSOE, sino que necesita sobre todo y ante todo una estrategia política propia, una propuesta política alternativa que presentar a la sociedad, a la ciudadanía. Si no hay propuesta alternativa, ¿para qué Izquierda Unida?



Todo el que tenga dos dedos de frente sabe que la meta del PSOE es alcanzar la mayoría absoluta en las próximas elecciones. Este es un hecho objetivo, razonable y comprensible en todo partido en el gobierno. Es absurdo criticarlo o condenarlo: en su derecho están. No obstante, una cosa es clara, y nos lo enseñan las matemáticas y las encuestas: esa mayoría absoluta necesita de una parte de los votos de IU.

En nuestra actual situación de descomposición, es muy fácil para el PSOE reclamar el voto a nuestra hastiada base electoral con amplias garantías de conseguir una alta rentabilidad a corto plazo. No obstante, para IU perder más apoyos, por pocos que sean, significará el extra parlamentarismo y la marginalidad.



Estando todo esto bastante claro, resulta del todo incomprensible que la actual dirección de IU no deje de dar pasos en el sentido de facilitar esta operación de OPA silenciosa a nuestro proyecto y a nuestro electorado. El último e inaceptable episodio ha sido la entrada de IU en el gobierno, hecho consumado que no ha sido debatido ni propuesto en ningún órgano de dirección de IU. Descartando, por mor de la buena educación, el hecho de que esto pueda ser producto de la conveniencia personal o grupal y que la OPA sea amistosa (para algunos), sólo queda la explicación de que se trata, una vez más, de una huida hacia delante rupturista, irresponsable y suicida de la actual dirección de IU.



Cuando es más necesario que nunca marcar nuestro perfil como proyecto y como alternativa, la dirección actual de IU se ha lanzado al entreguismo frente al gobierno. Se esta entregando a IU al gobierno para que este haga con ella lo que estime oportuno, ya sea sacarla en los medios para darle un matiz alternativo a una polémica reforma, para reforzar a algún que otro líder en horas bajas o para dar ánimos a quien no es muy querido ni en su propia casa.



En el mismo momento en que se ha demostrado que el tiempo para exigencias e influencias pasó, si es que alguna vez existió, la actual dirección de IU da un paso más en un camino al precipicio. Ya hemos visto lo que es capaz de dar de sí la capacidad de influencia de IU sobre el gobierno. Sobran comentarios.



No es hora de exigir ni de influir a los demás, sino de construir nuestra estrategia y nuestro programa. Sin embargo, con la inclusión de miembros de IU en aparatos ministeriales se ha cruzado una línea. La estrategia de “oposición exigente e influyente” se ha mostrado no ya como un fracaso, sino como un fraude: no somos oposición ni exigente ni influyente ni alternativa. La actual dirección de IU no quiere ser alternativa, quiere ser gobierno. ¿Y para eso Izquierda Unida?



No. IU existe para otra cosa. La existencia de IU se define por representar la alternativa frente a la alternancia.



Es inaceptable agitar el fantasma del PP para justificar echarse en brazos del gobierno. El PP esta bunkerizado para evitar una caída libre. Hoy más que nunca, tras la tregua de ETA y la aprobación de los estatutos catalán y andaluz, el PP no es alternativa de gobierno.



Es inaceptable resignarse ante la posición de fuerza del PSOE para justificar semejantes maniobras. Por que lo cierto es que es posible hacer mella en la estrategia hegemonista del PSOE. Para empezar tenemos que tener nuestro propio discurso. Nuestro discurso no es la confrontación pura y simple con el PSOE, ni el convertirnos en portavoces del gobierno. Nuestro discurso es la tercera república, es la democracia participativa, es el federalismo solidario, los derechos sociales, la sostenibilidad ambiental y el municipalismo transformador.





Las elecciones como oportunidad.



¿Por qué desde hace años nos hemos acostumbrado a ver las elecciones como amenaza?



Desde la oposición mas firme al electoralismo, una fuerza política que concurre a las elecciones como lo hace IU, con el constante temor a nuevas convulsiones internas y a debacles apocalípticas, no parece capaz de ilusionar ni a su militancia.



Es imprescindible romper la dinámica de normalizar “una derrota más”, de asumir que “no hay salida a esta situación”.



No podemos concurrir una vez más a las elecciones con temor o con resignación. No queremos introducir la papeleta por disciplina militante, queremos hacerlo desde la ilusión, desde el compromiso con un proyecto transformador y participativo. Y eso debe reflejarse en procesos amplios, abiertos y democráticos de elección de candidatos y elaboración de programas, con la participación directa de la militancia.



Un proyecto como IU sin una firme base municipal es un castillo en el aire. A su vez, una IU encerrada en los estrechos márgenes de la política local, pierde su perspectiva integral, su carácter alternativo. La dimensión municipal de la alternativa es imprescindible pero insuficiente para confrontar al modelo neoliberal, para hacer realidad la III República con Democracia Participativa.



El momento de cambiar las cosas.



Desde la VIII Asamblea, IU ha seguido avanzando por la senda de la descomposición interna. La situación es ya, a todas luces, insostenible.



La actual dirección rupturista de IU ha gestionado el resultado de la Asamblea con los viejos métodos y dinámicas, que son la causa principal de la situación en la que estamos. La vida interna de IU esta presidida por la excepcionalidad y la provisionalidad, la exclusión de la militancia en las decisiones y el estrangulamiento de la participación. Lo único permanente es la intoxicación informativa, la desconfianza y el recelo. Y así es imposible sacar nada positivo, menos aún ilusionante.



Con semejantes posiciones rupturistas que imponen una política de hechos consumados, que nos incorporan al gobierno sin consultar a ningún órgano de dirección, se hace imposible una salida negociada a la situación interna.



Sin embargo, que las posiciones fraudulentamente mayoritarias en la actual dirección de IU hayan optado definitivamente por el suicidio colectivo y la ruptura, no significa que los que seguimos comprometidos con el proyecto tengamos que hacer lo mismo.



No sirve con clamar que todo es un desastre: hay que plantear soluciones unitarias que superen las posiciones rupturistas, no que hagan bandera de la ruptura.



No sirve con los viejos métodos, las viejas dinámicas y los viejos actores, eso es prolongar la agonía, repetir los errores que nos han llevado hasta aquí. Ni siquiera es más de lo mismo, es peor, porque nunca estuvimos tan mal.



Es necesaria una propuesta unitaria de relanzamiento de IU desde sus presupuestos originarios con la participación e implicación directa de la militancia.



El relanzamiento unitario del proyecto no es cosa de una votación aislada, ni se limita a cambiar el coordinador general. Es una tarea estratégica, a largo plazo, de abrir un nuevo proceso de convergencia política y social, de desarrollar una alternativa programática al neoliberalismo y a la precariedad, de unir fuerzas por la III República y por la Democracia Participativa.



El relanzamiento unitario del proyecto es una tarea que compete al conjunto de la militancia. Es un compromiso colectivo al que tenemos que llegar todas y todos desde el acuerdo político más amplio posible.



El relanzamiento unitario del proyecto es un proceso ya abierto en la VIII Asamblea pero que necesita de un salto cualitativo para evitar seguir siendo abortado por posiciones rupturistas y suicidas.



Solo desde una propuesta unitaria y desde la participación y la implicación directa de la militancia es posible alcanzar una solución política y democrática a la actual situación.



Una solución democrática que abra un nuevo proceso de convergencia política y social, que permita la refundación de IU desde sus presupuestos originarios.



Esta es la propuesta que defiende el PCE y la UJCE, la que alcanzó la mayoría en la VIII Asamblea, la que representa Enrique Santiago.



En la actual situación, esta propuesta se concreta en:



1. Sustitución de la actual dirección rupturista por una dirección unitaria que recoja el mandato colectivo de la militancia del relanzamiento del proyecto desde sus presupuestos originarios.



2. Participación e implicación directa de la militancia en el relanzamiento del proyecto, en los procesos de elaboración programática y en la confección de listas electorales para las próximas elecciones municipales y autonómicas.



3. Presentación de listas blancas a las elecciones, donde estén personas con una clara identificación política con el proyecto y cuyo compromiso esté limpio de intereses privados.



Es el momento de plantear soluciones. Es el momento del compromiso colectivo y unitario con el proyecto.



Es posible relanzar el proyecto. Es posible cambiar las cosas.





Juan Iglesia Gutiérrez



Secretario General de la UJCE

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