Una cultura revolucionaria pendiente de rescatar

Vídeo 1: Kortatu. Desmond Tutu

Vídeo 2:The Redskins. Kick Over the Statues

Eran finales de los años 70 y principios de los 80. A escala internacional, se expandía en el mundo el movimiento contra el estado atómico. Se plasmaba en c

entenares de movilizaciones la solidaridad con la Nicaragua Sandinista. En África, los movimientos revolucionarios y anticoloniales, unidos al inestimable apoyo solidario de la URSS(una de las últimas operaciones internacionalistas del Ejército Rojo), gozaban de un prestigio enorme, y hacían frente a dos peligros: las fuerzas coloniales(Portugal, Francia y Bélgica) y la agresión imperialista de EEUU y de la Sudáfrica blanca. En éste último país, el pueblo sudáfricano luchaba contra la instauración de la política racista blanca del apartheid y su consolidación en el cono sur de África.

La solidaridad revolucionaria que este movimiento desató tuvo consecuencias positivas en todo el mundo. Los comités de solidaridad y la música tuvo un componente solidario de escasos precedentes en las zonas obreras de los barrios del primer mundo. Sirvió de lazo de amistad en innumerables zonas en conflicto.

En Europa, dos zonas encarnaron una unidad visible con la lucha en África. En Gran Bretaña, los trabajadores oponían una tenaz resistencia al neoliberalismo del gobierno Tatcher. En Euskadi, el pueblo vasco sufría la lacra de la desindustrialización y el terrorismo de Estado. Al calor de esta lucha, una corriente musical se abre en escena de los ambientes más comprometidos de la lucha obrera. The Redskins, un grupo nacido de los barrios populares de la ciudad de York, se abría en escena con musica y letra que reivindicaba una lucha abierta contra el modelo dominante neoliberal que estaba machacando a miles de familias obreras en Gran Bretaña. Su canción solidaria con los luchadores contra el apartheid fue "Kick Over the Statues".

Kortatu fue el grupo musical que traspasó las fronteras de Euskal Herria como música combativa. Fue una música que fue estandarte de una generación de luchadores que eran hijos de aquellos que lucharon contra la dictadura franquista, y nietos de los combatientes antifascistas. Su música reivindicaba la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado, de los GAL, y fue símbolo internacional de una juventud que se abría paso en un mundo abocado al desastre ideológico, pero que mantenía la idea de transformarlo. La canción de homenaje a Desmond Tutú marcó a miles de jóvenes, blancos y negros, con la enseñanza de que la Solidaridad es un deber; organizarla, es una necesidad. The Redskins y Kortatu pasan a la memoria colectiva como un género moderno de la música contracultural, comprometida y revolucionaria.