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25 December 2006

29 de diciembre: fiesta de fin de año del Centro Social Octubre




Desde la caída del muro de Berlín y con él los llamados países del socialismo real en el año 1991, muchos historiadores, políticos y periodistas ligados a los ahora poderes de propaganda vinculados a los grandes monopolios, predijeron que con la caída de la URSS, un nuevo ciclo de estabilidad política en el mundo y de verdadera y completa democracia regiría nuestras vidas. Nada más lejos de la realidad.

Un mundo cada día más inseguro y sumido en el caos de la guerra y la pobreza

Según la última encuesta llevada a cabo por la Agencia Gallup Internacional llevada a cabo en todo el mundo en el año 2005, casi un 90 % de la población mundial coincidía en que desde hace ya tiempo, el mundo es cada día más inseguro. Los motivos: la guerra, el hambre, las desigualdades sociales, el saqueo de los países pobres y la falta de recursos de las tres cuartas partes de la humanidad.
En efecto es cada día más alarmante como los propios indicadores del sistema capitalista alertan de las explosivas contradicciones que conviven en él. La falsa guerra contra el terrorismo que los países capitalistas centrales llevan a cabo contra los pueblos de las zonas más pobres del planeta no es otra cosa que la expresión más brutal de ese saqueo. ¿Qué significa entonces la presencia de monopolios petroleros junto a las tropas de EEUU en Iraq?.
Pero esas palabras que tanto alababan la caída del socialismo encubrían realidades mucho más crueles y perversas que ahora son más que obvias: el mismo día 11 de septiembre de 2001, mientras el mundo estaba pendiente de los atentados de Nueva York (unos atentados de dudosas autorías y complicidades en el seno de la Administración Bush), más de treinta mil personas murieron en el mundo a consecuencia del hambre o de enfermedades curables. En la misma línea, la guerra contra el terrorismo desencadenada tras el 11-S se ha llevado la vida de más de cien mil personas solamente en Iraq. A esto habría que añadir la última invasión militar Israelí en Líbano, que en 19 días se ha llevado la vida de más de mil personas y un país devastado. Ese es el mundo que nos rodea en estos momentos, en el cual se pretende imponer la lógica de la guerra y la represión con el objetivo de salvaguardar unos valores que no son otros que la rapiña de los pueblos y el continuo ascenso de las diferencias entre ricos y pobres.

En el mundo desarrollado las cosas tampoco van bien para los trabajadores

El progresivo desmantelamiento del Estado del Bienestar, que es el desmantelamiento en definitiva del conjunto de los servicios públicos y su consecuente empeoramiento y encarecimiento, la liquidación de las leyes de protección de los derechos laborales o el aumento de la temporalidad es una nota permanente que está afectando a los trabajadores de toda Europa, todo ello derechos conquistados históricamente por el movimiento obrero. Llámese paquete de medidas en Austria, programa Hartz IV en Alemania o Reforma Laboral en España, todo contiene el mismo mensaje: mientras los trabajadores empeoran día a día sus condiciones laborales, los empresarios obtienen beneficios récord. Mientras las ganancias de las grandes empresas aumentan cada segundo, los salarios bajan y los precios suben, lo que nos demuestra la falsedad del mito de los trabajadores caros.
Ahora bien, la Historia demuestra que la organización de la población, de los trabajadores y de los jóvenes en general ha supuesto duros golpes a los planes de reconversión que el capitalismo ha pretendido imponer a la clase obrera. Los casos recientes de la lucha contra el Contrato de Primer Empleo en Francia o las luchas en Alemania contra la conocida como Agenda 2010 han sabido frenar a tiempo las pretensiones del capital.

Estado Español: la necesidad de un referente político anticapitalista

Como bien dijo Carlos Marx hace ya más de ciento cincuenta años, la tendencia del capitalismo es la de concentrar el capital en menos manos y asimismo agudizar las contradicciones de clase. No se equivocó. Los indicadores económicos del país demuestran como la concentración monetaria va reduciéndose cada vez más: la unificación de los grandes bancos y del capital inmobiliario así como la concentración de la gran producción. Mientras se construyen miles de viviendas, éstas son cada día más inaccesibles. Mientras los bancos se lucran sin control asfixiando a millones de familias trabajadoras, éstas no pueden hacer frente a los pagos por sus cada día peores condiciones laborales y salariales. Corrupción y empobrecimiento amparados por las leyes del capitalismo. Ahora falta la otra parte que Marx también planteó, la necesidad de ese instrumento necesario para alterar este orden económico y social.
Efectivamente, la caída del bloque socialista en Europa del Este fue quizá uno de los mayores triunfos del capitalismo en el mundo, y supuso un cambio enorme en sus políticas agresivas contra los pueblos: Yugoslavia, Somalia, Iraq, Líbano, etc. Ahora bien, el bloque del Este fue un contrapoder que se derrumbó por sus propias contradicciones; mientras para los pueblos del mundo éste era el Estado del proletariado, la propia URSS practicó en multitud de ocasiones políticas de gran potencia que no supusieron la liberación de los pueblos del yugo del capitalismo. Este debate político tuvo enormes repercusiones en la izquierda mundial, pues significó la caída de mitos que parecían indestructibles.
En España también tuvo sus consecuencias. La pérdida de ese referente supuso en la práctica el desmantelamiento de las otrora poderosas organizaciones políticas de la izquierda. De hecho, la actual situación de desbandada del movimiento obrero es consecuencia de años de entrega a las políticas que han desmantelado los históricos derechos que los trabajadores reclamaron durante años.
El actual marco constitucional español, el neoliberalismo como principio rector de la economía y el actual régimen monárquico, pasaron por encima de las organizaciones obreras del Estado Español y en la práctica las incapacitaron, sin perjuicio de los no pocos movimientos que en los últimos años trabajan dentro y fuera de las organizaciones de masas con el objetivo de crear ese referente político anticapitalista.
El C.S. Octubre, consciente de la enorme confusión que existe entre la clase obrera, también, en sus tres años de vida, ha trabajado en la creación de un visible y fuerte referente de izquierda revolucionaria. En la actualidad está compuesto por gentes de diversos sectores de la izquierda comunista, y ha estado trabajando en el campo de la memoria histórica, del sindicalismo combativo y de las luchas sociales, así como en la lucha por una República socialista, amparado en el creciente sentimiento antimonárquico que no deja de ver en la figura de la monarquía la pesada herencia del franquismo, así como el mejor exponente de cómo se puede vivir con todo lujo a costa del trabajo y el dinero de todos.
En ese sentido, invitamos a toda la izquierda a suscribir este manifiesto y a hacer posible esa necesidad, imperiosa necesidad, de hacer frente al caos que el capital nos pretende imponer: muertes en el trabajo, inseguridad, guerras, represión y ante todo, enorme sufrimiento para los más así como lujo y riqueza para los menos. Tenemos muy claro que la necesidad de la lucha anticapitalista solamente la puede llevar a cabo la juventud y la clase trabajadora organizada.

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